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La genetista francesa Emmanuelle Charpentier y su colega estadounidense Jennifer Doudna fueron galardonadas hoy con el Premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre las “tijeras moleculares”, un descubrimiento “revolucionario” capaz de modificar los genes humanos.

“Descubrieron una de las herramientas más ingeniosas de la tecnología genética: las tijeras genéticas CRISPR/Cas9”, anunció la Real Academia de las Ciencias de Suecia este miércoles.

El galardón quiere recompensar “un método de edición de genes” que “contribuye a desarrollar nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias”, subrayó el jurado en Estocolmo según indicó AFP.

El jurado de los Nobel destaca que utilizando las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 los investigadores de todo el planeta pueden cambiar el “código de la vida” y realizar experimentos en tan solo unas pocas semanas, lo que ha ahorrado un tiempo muy valioso en investigación y ha abierto muchos nuevos territorios para explorar. “Hay un enorme poder en esta herramienta genética, que nos afecta a todos”, asegura Claes Gustafsson, miembro del comité que ha tomado la decisión. “No solo ha revolucionado la ciencia básica, sino que ha permitido generar cultivos innovadores y conducirá a tratamientos médicos rompedores”.

La francesa, de 51 años, y la estadounidense, de 56, se convierten así en la sexta y séptima mujer que ganan un Nobel de Química desde 1901.

En junio de 2012, las dos genetistas y su equipo describieron en la revista Science una nueva herramienta con la que se podía simplificar el genoma. El mecanismo se llama Crispr/Cas9 y es conocido como tijeras moleculares.

Si la terapia genética consiste en introducir un gen normal en las células que tienen un gen con problemas, como si fuera un caballo de Troya, para que haga el trabajo del gen que no funciona, Crispr va más lejos: en lugar de añadir un gen, modifica el gen existente.

Su uso es fácil, barato y permite a los científicos ‘cortar’ el ADN exactamente donde quieren, para por ejemplo corregir una mutación genética y curar una enfermedad rara.

El descubrimiento es reciente pero fue citado desde hace algunos años como candidato al Nobel.

Este logro se ve envuelto sin embargo en disputas de patentes, concretamente con el investigador estadounidense de origen chino Feng Zhang, lo que hizo pensar a algunos que la recompensa no llegaría por ahora.

Las dos genetistas recibieron varios galardones por este descubrimiento: el Breakthrough Prize (2015), el Princesa de Asturias en España (2015) o el premio Kavli de las nanociencias en Noruega (2018).

Para William Kaelin, que ganó el Nobel de Medicina el año pasado, este descubrimiento genético es uno de los más grandes de la década.

telam
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