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El cuarteto pop colombiano Morat inició anoche en un colmado Movistar Arena el tramo local de una gira que a nivel nacional tiene una segunda velada porteña y recitales en Córdoba y Mendoza, con un show de impecable factura que cautivó a un público mayoritariamente femenino y juvenil capaz de apreciar el encanto de la música ejecutada en directo.

“Creemos que si ayer fuera hoy habría más bandas, que si ayer fuera hoy habría más discos y que si ayer fuera hoy habría más instrumentos y eso es lo que estamos ofreciendo”, saludó el cantante y guitarrista Juan Pablo Villamil en una toma de posición explícita tras un electrizante inicio de recital.

Es que llegada desde un país que inicialmente fue una de las capitales del reggaetón y en medio de una escena local regional fuertemente dominada por la llamada música urbana que repite incansablemente los mismos moldes estéticos, la de Morat es una propuesta diferente.

Y los muchachos (Juan Pablo Isaza en voz, guitarra y piano; Simón Vargas en bajo y voz; y Martín Vargas en batería y voz que completan la banda), que hace poco más de una década alumbraron el conjunto en Bogotá y van camino a su cuarto álbum de estudio, hacen un pop cuidado, amoroso y sencillo con el que –al mismo tiempo- toman postura sonora y arrastran multitudes.

Morat es consciente del tipo de audiencia que convoca desde su repertorio almibarado y en una suerte de exaltación de la ansiedad generada colocó en lo alto del escenario una suerte de barra de potencia que se iba cargando a medida que se acercaba el inicio del concierto.

A falta de cinco minutos y con el gentío de pie, la excitación general fue en aumento y se agregó un cronómetro digital lumínico que a un minuto y medio del desenlace desató palmas y aullidos y el conteo generalizado a falta de diez segundos.

Sin embargo, hubo unos instantes más de contenida tensión y recién entonces el telón traslúcido que cubría el escenario se vino abajo y Morat estalló a la par que sus fans.

Casi sin respiro y con un pulso frenético, la agrupación –que sumó un tecladista y otra guitarra- atacó con una seguidilla que incluyó “Besos en guerra”, “Maldita costumbre”, “Al aire” y “Porfa no te vayas”.

Ese “darlo todo” y ofrecer un espectáculo de impacto incluyó una puesta notable capaz de combinar imágenes gigantes y separadas del cuarteto en acción en un elegante tono blanco y negro a lenguas de fuego en el fondo del tablado o a una explosión de serpentinas metalizadas.

Toda esa puesta se desarrolló bajo un dispositivo de luces excepcional encabezado por un cuadrilátero ubicado encima de la elevada batería de Martín que sumó destellos frontales para vestir un espectáculo de gran factura.

Sobre ese dispositivo de alta gama, los jóvenes colombianos tocaron de verdad de manera prolija y efectiva, ensamblaron con gusto las voces y aunque en la mayoría de las piezas las voces cantantes las llevaron los dos Juan Pablo, también el batero se lució en “Mi suerte” y su hermano bajista asumió algunos pasajes como voz principal.

“No hay nada mejor que las primeras veces pero siempre se nos van. Ustedes pensarán que es otra de las canciones tristes de Morat sobre cuando se caga todo, pero no. Somos optimistas” y tras pedir que se enciendan las luces de los celulares, Villamil encabezó “Primeras veces”.

La presencia de la chilena Cami para “Yo no te merezco”, prologó otro momento llamativo de la noche cuando Isaza se sentó el piano en plan casi solista envuelto en un efecto que simulaba un vidrio empañado con la lluvia cayendo para estrenar “Si la ves”, un tema que –según explicó en medio de los aullidos de las seguidoras- refiere al amigo común de una pareja que se separa.

Entonces y además de anticipar que el cuarto disco de Morat a editarse este año se llamará “Si ayer fuera hoy”, él y sus compañeros aparecieron tocando en modo casi acústico en un tablado pequeño ubicado al fondo del recinto.

Ese pasaje desenchufado y sin parafernalias se extendió a “Valen más”, “Mi vida entera” y “Enamorate de alguien más” (este último a guitarra y voz a cargo de Villamil).

El regreso al escenario principal incluyó el reciente lanzamiento de “506” que fue coreado masivamente tal vez por el impacto agregado de contar con la participación de Juanes con quien Morat confluirá en recitales compartidos a realizarse 17 y 18 de diciembre en el Estadio Atanasio Girardot de Medellín.

Pero antes de esa cita para despedir el año, la agrupación tendrá –además de más presencias internacionales- otras tres noches locales: mañana de nuevo en el estadio del barrio de Villa Crespo, el viernes en Quality Espacio de Córdoba y el domingo en el Multiespacio Cultural Luján de Cuyo de Mendoza.

Por Sergio Arboleya

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