El presidente de México, Andrés López Obrador, minimizó la multitudinaria protesta contra una reforma electoral impulsada por él, y a la que Estados Unidos respaldó sin perjuicio del respeto a la “soberanía” del país vecino.
“Lo que no quieren es que se acabe la corrupción, quieren seguir robando porque la mayoría de ellos son unos corruptos”, dijo el mandatario en su habitual conferencia de prensa matutina, en la que nombró a varios de los organizadores y asistentes.
López Obrador añadió que “la mayoría de ellos son muy ricos y no son empresarios en el sentido estricto”, sino “traficantes de influencias, políticos corruptos”, según la agencia de noticias AFP.
Más tarde, Washington dijo que seguía “muy de cerca los últimos sucesos” relacionados con la reforma electoral en México.
“Nosotros, por supuesto, respetamos la soberanía de México, un socio igualitario”, afirmó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, en conferencia de prensa.
“Creemos que un sistema electoral independiente, bien dotado de recursos, y el respeto de la independencia judicial respaldan una democracia saludable en todo el mundo y, por supuesto, también en México”, subrayó.
Price agregó que “instituciones independientes libres de influencia política constituyen una piedra angular de la democracia en todo el mundo”.
La reforma de López Obrador, popularizada como “Plan B” porque fue concebida tras el fracaso de una iniciativa constitucional el año pasado, recorta el presupuesto, el personal y las atribuciones del Instituto Nacional Electoral (INE), lo que pone en riesgo la autonomía de las elecciones y favorece al partido en el poder, según la oposición y entes internacionales.
Pero el mandatario afirmó que a quienes lideran las manifestaciones “no les importa la democracia, sino lo que quieren es que continúe el predominio de una oligarquía, es decir, un gobierno de los ricos, de los potentados”.
Cientos de miles de personas llenaron el Zócalo, la plaza principal de la Ciudad de México, en rechazo a los cambios a la legislación electoral y al gobierno de López Obrador.
Pese a sus críticas, el mandatario reconoció la importancia de una fuerza opositora para la democracia mexicana.
“Tienen todo el derecho de manifestarse”, sostuvo López Obrador, cuya popularidad ronda el 60% según las encuestas. Sin embargo, en tono irónico instó a sus adversarios, a quien llama “conservadores”, a no dejar de “movilizarse”.
La reforma aprobada el miércoles pasado reduce el personal del INE, entidad encargada de organizar los comicios y que el presidente sostiene que tiene un alto costo para las arcas públicas y acusa de haber tolerado fraudes en el pasado.
Según el autónomo INE, esos cambios recortan el 85% de su personal de carrera, y reducen su capacidad operativa y su estructura territorial en este país con cerca de 93 millones de electores.
A juicio de los partidos de oposición, esas modificaciones restan independencia al organismo e inclinan la balanza a favor de la izquierda con miras a las presidenciales, en las que López Obrador carece de opciones legales para buscar la reelección.
En respuesta a la protesta del domingo, el gobernante convocó a sus seguidores a movilizarse el próximo 18 de marzo con motivo del 85to. aniversario de la nacionalización del petróleo en México.