Este 18 de noviembre se celebra el Día de la Soberanía Nacional, una fecha que no coincide con la jornada original de la efeméride, que se conmemora cada 20 de noviembre debido a la batalla de la Vuelta de Obligado. La ley 27.399, también conocida como Ley de establecimiento de feriados y fines de semana largos, establece que el Día de la Soberanía se celebre el 20 de noviembre, pero al ser un feriado trasladable, si cae en miércoles, como ocurre en 2024, se traslada al lunes anterior para formar un fin de semana largo.
A pesar de que este año la fecha no coincide con la histórica jornada, es una buena oportunidad para recordar por qué se celebra el Día de la Soberanía Nacional y el contexto de la batalla de la Vuelta de Obligado, que marcó un hito en la historia argentina.
El contexto de la batalla de la Vuelta de Obligado
A mediados de 1845, Francia e Inglaterra no reconocían a Juan Manuel de Rosas como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Ambos países buscaban navegar libremente por el Río de la Plata y sus afluentes para fines comerciales, y también para estrechar lazos con provincias que se oponían al liderazgo de Rosas, como Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes.
La Confederación Argentina, por su parte, intentaba hacer valer su derecho a regular la navegación en sus ríos. En ese contexto, la guerra contra las invasiones extranjeras, conocida como la Guerra Grande, llevó a Rosas a nombrar a Lucio Norberto Mansilla como comandante de las fuerzas porteñas, quien organizó la resistencia.
La batalla: claves del enfrentamiento
El 20 de noviembre de 1845, la flota anglo-francesa, con 22 barcos de guerra, 92 mercantes y más de 800 soldados, se enfrentó a la defensa argentina, que contaba con tan solo seis barcos mercantes, un bergantín y 60 cañones. A pesar de la desventaja, la defensa argentina fue ingeniosa, con cadenas que atravesaban el Paraná y barcos cargados de explosivos para frenar el avance enemigo.
El combate duró varias horas, y aunque las fuerzas nacionales fueron superadas y las cadenas fueron cortadas, el conflicto fue una victoria estratégica para la Confederación Argentina, ya que obligó a Francia y a Inglaterra a reconocer la soberanía nacional sobre los ríos.