Este 1º de mayo de 2025, se cumplen 31 años de la trágica muerte de Ayrton Senna, un piloto que cambió para siempre la historia de la Fórmula 1 y cuyo legado sigue presente en cada rincón del automovilismo mundial. El brasileño perdió la vida a los 34 años durante el Gran Premio de San Marino, en el circuito de Imola, Italia. A lo largo de su carrera, Senna conquistó la admiración de millones de fanáticos, no solo por su destreza y valentía en la pista, sino por la manera en que vivió y enfrentó cada desafío dentro y fuera del automovilismo.
Nacido en São Paulo el 21 de marzo de 1960, Ayrton Senna mostró su pasión por el automovilismo desde temprana edad. Comenzó a correr a los 13 años en el karting, donde rápidamente destacó por su habilidad al volante. A los 18 años, Senna dejó Brasil para mudarse a Europa y seguir su sueño de llegar a la Fórmula 1. Su talento no tardó en ser reconocido, y en 1984 debutó en la máxima categoría del automovilismo mundial con el equipo Toleman, en el Gran Premio de Brasil, donde terminó en un sorprendente sexto lugar bajo condiciones meteorológicas adversas.

En 1985, Senna fichó por Lotus, donde consiguió su primera victoria en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Portugal. Fue un momento clave en su carrera, ya que demostró que no solo poseía un talento natural para las carreras, sino también una mentalidad imparable para buscar siempre el límite de su rendimiento. Su habilidad en mojado, especialmente en circuitos difíciles como Mónaco, lo hizo destacar como un piloto excepcional. En 1987, logró su primer subcampeonato del mundo, y al año siguiente se coronó campeón del mundo por primera vez con McLaren, alzando el título de la mano de su compañero de equipo, el británico Alain Prost. Durante esa temporada, Senna se ganó la fama de ser un piloto de una competitividad feroz, sin temor a enfrentar a los más grandes, como lo hizo en su famosa lucha con Prost.
En 1988, su primera temporada completa con McLaren, Senna dominó la categoría con una actuación impresionante, obteniendo 8 victorias en 16 carreras y ganando el campeonato mundial de pilotos. Esta temporada marcó el comienzo de una de las rivalidades más épicas en la historia de la Fórmula 1, la que tuvo como protagonistas a Senna y Alain Prost. En 1990, Senna se coronó nuevamente campeón del mundo, esta vez tras una temporada marcada por controversias y un tenso duelo con Prost, quien estaba en Ferrari. La rivalidad entre ambos alcanzó su punto máximo en el Gran Premio de Japón de ese año, donde Senna, con un audaz movimiento, hizo que ambos pilotos se estrellaran, asegurando así su segundo título mundial.
En 1991, Senna obtuvo su tercer campeonato del mundo, una hazaña que solidificó aún más su lugar entre los grandes de la historia. Su desempeño en aquella temporada fue imparable, y en ese año demostró una capacidad increíble para sacar el máximo provecho de cualquier circunstancia. Sin embargo, a pesar de su dominio y talento, Senna vivió momentos difíciles. En 1992 y 1993, luchó contra la superioridad del equipo Williams, que dominó la Fórmula 1 con un rendimiento superior en cuanto a tecnología, pero aún así, el brasileño consiguió victorias memorables.
Su carrera fue siempre un reflejo de su carácter y sus principios. A lo largo de los años, Senna se fue destacando como un defensor de la seguridad en el automovilismo, preocupándose siempre por mejorar las condiciones de los pilotos y el público. De hecho, su accidente fatal en 1994 durante el Gran Premio de San Marino, en el circuito de Imola, fue un punto de inflexión en la historia de la Fórmula 1, que provocó reformas profundas en la seguridad del automovilismo mundial.
El 1º de mayo de 1994, Senna lideraba la carrera cuando sufrió un terrible accidente en la curva de Tamburello, que resultó fatal. En ese mismo fin de semana, otro piloto, el austríaco Roland Ratzenberger, también perdió la vida en un accidente, lo que provocó un cambio radical en las medidas de seguridad en la Fórmula 1. Después de la muerte de Senna, se introdujeron importantes reformas, como la mejora en la resistencia de los cascos y la seguridad de los autos, así como el rediseño de los circuitos para hacerlos más seguros.
A pesar de su corta vida, la huella de Senna es imborrable. Más allá de los títulos y las victorias, su legado se mide también por su compromiso social. En 1994, meses antes de su muerte, había iniciado la creación de la Fundación Ayrton Senna, una organización dedicada a ayudar a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad en Brasil, especialmente en el ámbito educativo. La fundación sigue viva hoy en día y ha beneficiado a miles de niños en su país natal.
Hoy, 31 años después de su partida, Ayrton Senna sigue siendo una figura insustituible en el automovilismo. Su nombre permanece grabado en cada trofeo, en cada circuito y en cada fanático que alguna vez soñó con verle ganar. La memoria de Senna no solo es recordada en Brasil, sino en todo el mundo, y particularmente en Argentina, donde sus seguidores continúan celebrando su legado, con una profunda admiración por su habilidad, valentía y su inquebrantable pasión por la Fórmula 1.