En un movimiento que marca el cierre de una etapa política en Córdoba, el exgobernador Juan Schiaretti presentó este miércoles su renuncia formal a la presidencia del Partido Justicialista (PJ) cordobés. La carta fue dirigida al Consejo Provincial del partido, y se conoció públicamente a través de sus redes sociales oficiales.
“La tradición del peronismo cordobés indica que quien tiene la responsabilidad de gobernar la provincia debe también conducir los destinos del partido”, señaló Schiaretti en su escrito, que lleva fecha del 3 de julio de 2025. En ese marco, propuso que sea Martín Llaryora, actual gobernador electo, quien lo reemplace al frente del PJ Córdoba.
Schiaretti fundamentó su decisión en “el respeto a la voluntad popular” y en la necesidad de dar continuidad a una línea de conducción política coherente con la administración del Ejecutivo provincial. En sus palabras, Llaryora “representa la continuidad de un proyecto político que prioriza el progreso de nuestra provincia y el bienestar de su gente”.
El exmandatario también valoró la “capacidad de gestión”, el “compromiso con el federalismo” y la “vocación transformadora” de su sucesor, y aseguró que esos atributos son “garantía de liderazgo para esta nueva etapa”.
La renuncia se enmarca en un contexto de reconfiguración del peronismo cordobés, que busca renovar su estructura partidaria y adaptarse al escenario político nacional. Llaryora, que asumió la gobernación con amplio respaldo electoral, venía consolidando su rol dentro del PJ local y su designación como próximo presidente aparece como una formalización de un liderazgo ya instalado.
Por ahora, no hubo una respuesta oficial del Consejo Provincial del PJ, pero se espera que en los próximos días se convoque a una reunión para tratar la propuesta de Schiaretti y avanzar con la transición interna.
En paralelo, la decisión del dirigente cordobés refuerza su estrategia de mantenerse activo en el escenario nacional, aunque sin ocupar cargos partidarios locales. Schiaretti fue candidato presidencial en 2023 y aún conserva influencia política dentro de algunos espacios del justicialismo más dialoguista.
La renuncia marca, también, un gesto de orden interno dentro del PJ cordobés, una señal de que la estructura partidaria acompañará al nuevo gobernador sin fisuras, al menos por ahora.