La política del Sanae Takaichi rompió barreras este martes al convertirse en la primera mujer en asumir el cargo de primera ministra de Japón. Su elección fue confirmada por el Parlamento japonés, donde obtuvo 237 votos a favor.
Takaichi, de 64 años y perteneciente al Partido Liberal Democrático (PLD), lideró la transición tras la renuncia del entonces primer ministro Shigeru Ishiba. Su ascenso concluye un ciclo en el que, por primera vez en la historia nipona, una mujer ocupa el máximo cargo ejecutivo del país.
Más allá de su valor simbólico, el nuevo liderazgo se ubica en un contexto de tensiones sociales y políticas: Japón arrastra problemas de declive poblacional, baja participación femenina en la política y desafíos geopolíticos en el frente con China.
Takaichi tiene un perfil claramente conservador. Mantiene una postura firme sobre defensa nacional —incluyendo el aumento del presupuesto militar—, una alianza estratégica reforzada con Estados Unidos y un rechazo frontal al matrimonio igualitario y al cambio en la ley que exige que los matrimonios compartan el mismo apellido.
Aunque su gabinete incluye a mujeres, analistas señalan que la medida no corresponde a una revolución en materia de igualdad de género, sino más bien a un cambio en la fachada de un sistema donde la presencia femenina sigue siendo extremadamente limitada.
El desafío inmediato para Japón y para Takaichi será sostener la mayoría parlamentaria: su coalición gobernante se encuentra apenas a dos escaños de la mayoría absoluta, lo que implica una gestión de gobernabilidad compleja en un escenario político fragmentado.
Con información de Cadena 3
