La directora ejecutiva de Pantone, Leatrice Eiseman, explicó a CNN que este blanco encarna una necesidad colectiva de “calma, reflexión y nuevos comienzos”. Con una mezcla exacta de subtonos fríos y cálidos, Cloud Dancer apunta a transmitir equilibrio y frescura sin caer en la frialdad esterilizada de otros blancos más brillantes.
Desde 1999, Pantone analiza tendencias culturales, políticas, estéticas y sociales para definir un color que sintetice el espíritu del momento. La elección de este año fue resultado de la lectura de un clima global que demanda pausa, honestidad y autenticidad. “El nombre es esencial: cuando escuchás un color, imaginás una sensación. Cloud Dancer evoca ligereza y suavidad”, destacó Laurie Pressman, vicepresidenta del instituto.
Este blanco ya está influyendo en múltiples disciplinas creativas. En moda, Pantone lo asocia con silhuetas etéreas, telas naturales y acabados orgánicos. Algunas señales ya aparecieron este año: la imponente capa de 18 metros del vestido blanco de Diana Ross en la Met Gala 2025, la estética limpia del look de Emma Stone en Venecia o los diseños flotantes que lució Rosalía durante la promoción de su álbum Lux.
En interiorismo, Eiseman describe a Cloud Dancer como “claridad sin frialdad y estructura sin severidad”, ideal para combinar con madera, piedra y materiales nobles que buscan ambientes calmos y acogedores.
La elección sucede a los tonos cálidos de años anteriores: Mocha Mousse en 2025 —un marrón suave y reconfortante— y Peach Fuzz en 2024, un durazno ligero asociado a paz y bienestar.
Con Cloud Dancer, Pantone vuelve a marcar el rumbo global de la conversación cromática: un llamado a bajar la velocidad, simplificar y empezar de nuevo.
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