Hay que destacar que Telegram, nunca fue promocionada a través de publicidad, todos los usuarios de la comunidad fueron invitados unos a otros, que lo vuelve aún más meritorio. Se trata de una app -de origen ruso y administrada por una organización sin fines de lucro, con base en Dubái- que siempre ha tenido (¡y todavía lo tiene!) como prioridad al usuario, por ello no tiene publicidad, accionistas, no tratan con agencias de publicidad, mineros o agencias del gobierno; desde su lanzamiento en agosto del 2013, no han divulgado un solo byte de los datos privados de sus queridos usuarios a terceros. (Hola Facebook, y toda su familia… Whatsapp, Instagram, etc.)
Sus creadores no quieren -ni consiguen- encuadrar si Telegram se trata de una organización o una app, prefieren que se considere una “idea”, en la cual todo en el planeta tiene derecho a ser libre, a compartir sus ideas, su libertad, a comunicarse de manera privada y también crear herramientas. Estos principios han llevado a que sean el primer servicio de mensajería con cifrado de un extremo al otro allá por el lejano 2013. También se puede decir que fue la primer aplicación de mensajería en abrir y compartir su código, en abrir su API a todos y una de las cosas más interesantes, la creación y utilización de bots.
A lo largo de los años, gracias a la confianza que los usuarios, han innovado y experimentado cosas que otros servicios fueron reacios a implementar; solo para nombrar algunos: capacidad para soportar enormes cantidades de usuarios en los grupos, transmisiones ilimitadas en sus canales y stickers desarrollados por los propios usuarios. Todas fueron recibidas con gran éxito por los usuarios. Personalmente me parece una app fantástica, rápida, multiplataforma, independiente, con su sistema de cifrado, bots, chats secretos, mensajes que se autodestruyen, canales, almacenamiento en la nube, libre de publicidad y según nos dicen sin compartir nuestra información.
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