Continuando con este segmento y como el frío no afloja, hoy venimos con otro lugar recomendado. Al igual que la vez pasada, insistimos: nuestra provincia tiene lugares increíbles para visitar durante todo el año, pero uno tiende a encerrarse durante las estaciones frías, por eso buscamos con estas notas, más que nada, “recordarles” que están, y alentarlos a ir sin importar lo que indique el termómetro.
Hacia fines del siglo XVI y mediados del siglo XVIII, arribaron a nuestro territorio los jesuitas, un grupo religioso dedicado a la evangelización de los pueblos aborígenes, en particular, en nuestra zona, a las tribus guaraníes. En total, fueron 30 pueblos fundados en zonas aledañas a los ríos Paraná y Uruguay, comprendiendo porciones de los actuales territorios de Paraguay, Brasil, y las provincias de Misiones y Corrientes. La primera reducción jesuítica guaraní se estableció en el año 1609 en el actual territorio de Paraguay, bajo el nombre de “San Ignacio Guazú”, pero la mayor concentración se estableció en lo que hoy es nuestra provincia.
En Misiones, podemos visitar ruinas de las reducciones en las localidades de San Ignacio, Candelaria, Loreto, Santa Ana y San Javier. Distintas opciones para distintos fines de semana, y todas con su encanto propio. Algunas con mucho verde, otras con mayor infraestructura y otras con características únicas, pero todas nos transportan a otra época mientras las recorremos, y resulta inevitable imaginar y visualizar qué hacían y cómo vivían, al mismo tiempo que descubrimos, paso a paso un pedacito de historia.
El relato que se pasa de generación en generación, es coincidente al describir la armonía de trabajo en estos pueblos, en la que los guaraníes, además de ser evangelizados, aprendían oficios. Fueron constante y sucesivamente atacados y saqueados por cazadores de esclavos, por lo que fueron autorizados a formar ejércitos para defenderse, pero a partir de 1730, una serie de sucesos dieron inicio al período de decadencia que culminó con la expulsión de los jesuitas de España y del imperio, y esto vino de la mano de un saqueo total de las misiones, en el marco del cual sus pobladores fueron llevados como esclavos.
Cabe destacar que las reducciones jesuíticas fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 1984, y las Ruinas de San Ignacio Miní son las mejores conservadas en la actualidad, con un recorrido apto para personas con discapacidades motrices y un maravilloso broche de oro en cada jornada: el “Espectáculo de Imagen y Sonido”, que nos traslada más de tres siglos hacia atrás en el tiempo, con una emocionante y muy bien lograda puesta en escena de cuarenta minutos de duración que tiene como fin recrear y revivir la vida en los pueblos jesuíticos.
Para cerrar, les aclaramos que esta nota no pretende ser extensa, y contarles así todo lo que hay, sino que es simplemente una invitación a vivir y revivir esta experiencia, que miles de personas de todo el mundo ansían conocer y para ello viajan miles de kilómetros para conocer, y que nosotros… ¡las tenemos a un par de horas!