Así como del 14 de junio al 15 de julio, cientos de millones de personas de todo el mundo vamos a estar paralizados y absorbidos por el Mundial de Fútbol, hay otros sectores de la población que sienten el mismo hype por otro tipo de deportes: los estadounidenses con el fútbol americano, los habitantes de la India con el cricket, los australianos con el rugby, los japoneses con el baseball o el tiro con arco en Bután (?).
Sin embargo, con los avances de la tecnología, también se producen modificaciones en los intereses de las personas, y como ya les hablamos un par de veces, los videojuegos se encuentran en esta categoría.
Algunos juegos, nos hacen vivir en forma individual una historia, una fantasía, que por horas nos hace ponernos en la piel de otro personaje y nos ponemos su camiseta en nuestra aventura para lograr sus objetivos, pero otros juegos fueron pensados en forma exclusiva para jugar con otros: sin perjuicio de la posible historia individual que pueda tener, la rejugabilidad y la necesidad de volver y seguir jugando, viene de la mano de la competencia con otro u otros.
¿Y si la competencia tuviera un formato a gran escala, donde hay un ganador que se lleva grandes premios? Bienvenido al mundo de los deportes electrónicos o esports.
El primer registro que se tiene de una competencia de este tipo, ocurrió en 1972 en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, donde se enfrentaban todos en el juego Spacewar, obteniendo el campeón, como premio, una suscripción anual a la revista Rolling Stone; no obstante, la primera competencia a gran escala, que atrajo a mal de diez mil jugadores, fue el campeonato de Space Invaders, organizado por la compañía Atari en 1980.
La siguiente etapa, vino de la mano de las conexiones entre ordenadores, a principios de los ’90, y el primer juego fue el Netrek, que permitía que hasta 16 jugadores se unan a una partida en línea, y es reconocido como “el primer deporte electrónico online”, pero con el avance de la década los campeonatos de esports ya eran una masiva realidad: Nintendo y Blockbuster organizaban torneos de tal envergadura, que hasta eran transmitidos por televisión.
En esa década, en Buenos Aires por ejemplo, la empresa de videjouegos arcade Sacoa organizaba torneos de Daytona, los cuales en varias ocasiones fue transmitido en el programón Nivel X, donde los ganadores se llevaban una tarjeta con dinero para ser usada en sus locales, y acá, en nuestra zona, quizás todos recuerden el boom del Counter Strike en los cyber, donde nos pasábamos horas intentando hacer y evitar los famosos “headshots”, organizándose varios torneos con premios que iban desde más horas en el cyber, hasta remeras o mochilas.
Imágenes del campeonato de Daytona en 4k (?)
Ya a partir del 2000, los progresos en las comunicaciones y el desarrollo, empezaron con una explosión de los esports, que continúan ganando popularidad, y que incluso son un trabajo: hay gente que vive de esto (y muy bien). Para que se hagan una idea, en el año 2013, un canadiense profesional en el juego League of Legends, obtuvo para su ingreso a los Estados Unidos, la visa que se le entrega a los atletas reconocidos internacionalmente, y para que lo dimensionen más todavía, en varias competencias de videojuegos, se premia a los mejores jugadores individuales y a los mejores equipos de esports.
En el año 2016, la final del torneo internacional del Dota 2 entregó al equipo vencedor la increíble suma de 9 millones de dólares, y en 2017, esa cifra se elevó a casi 11 millones de dólares. Pokémon, Fortnite, Halo, FIFA, NBA, Hearthstone, Super Smash Bros, Counter Strike (la nueva edición, no se sorprendan) o StarCraft, además de los ya mencionados Dota 2 o League of Legends, entre muchos otros, generan un clima de competencia que va desde jugar entre amigos, hasta enfrentarse contra los mejores del mundo en grandes torneos con estadios con capacidad para 80.000 personas colmados de espectadores.
También hay ligas profesionales, que con el mismo formato que por ejemplo el fútbol argentino, tiene distintas categorías donde van ascendiendo y descendiendo los diferentes equipos. Por ejemplo, en 2016, la compañía Blizzard dio inicio a la liga de Overwatch, juego desarrollado por ellos, el cual tuvo inicio con 12 equipos en enero de este año. Los jugadores de cada equipo son contratados, por lo que reciben un salario fijo, además de participar en las ganancias finales dependiendo de la posición en la que finalicen. ¿Cuál es el premio para el equipo campeón? 1 millón de dólares.
Para el año que viene, se estima que 427 millones de personas van a mirar competencias de esports, y si fuéramos a hablar de todos los esports, ganadores, jugadores, equipos, premios, competencias, ligas, proyectos y futuro, no terminamos más. Por eso, el objeto de esta nota, es darle la visibilidad que se merecen, ya que llegaron para quedarse, así que si sos muy bueno en algún juego, dejá de perder tu tiempo y empezá a averiguar dónde anotarte para el próximo torneo, quizás puedas cumplir tu sueño de ser atleta profesional, ¡y no lo sabías!
Un dato que sirve para ilusionarte: en 2017, Diego Cassiraga, un argentino de 34 años, salió campeón del torneo de cartas de Pokémon más importante del mundo, en California, y se llevó como premio, al cambio actual, una cifra cercana a los 700 mil pesos. Así que muchachos, ¡a prender esas consolas y empezar a entrenar!