En Brielen, un pequeño pueblo belga de solo 700 habitantes, era costumbre tomar un par de cervezas después de la misa del Domingo. Pero, el problema surgió cuando el bar local decidió cerrar sus puertas.
Todos los domingos, después de celebrar la misa, era común tomar un vaso de cerveza fría pero se vieron obligados a abandonar su tradición. Fue un final triste para una costumbre muy popular, pero el sacerdote local lo vio como una oportunidad para hacer algo bueno por su rebaño y atraer a más personas a la iglesia.
Algunos dicen que el alcohol es la bebida del diablo, pero a esta iglesia protestante parece no estar de acuerdo con esa afirmación y lo está usando para mantener a sus feligreses contentos.
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El sacerdote de la iglesia, aparentemente no quería que la costumbre desaparezca y tuvo la “genial” idea de convertir la Iglesia en un bar después de la misa de los Domingos.
¿Religión y cerveza?
Después de solicitar permiso a las autoridades locales, el sacerdote anunció que cada Domingo después de la misa, los feligreses pueden usar la iglesia como bar y beber tanta cerveza como quisieran, tal como lo hacían antes.
Es así como se instaló un bar en la iglesia y, tan pronto como termina su sermón, se traen sillas de madera y mesas con manteles blancos para hacer que la gente se sienta como si estuviera en su antiguo pub. (Hasta tienen canillas y sirven cerveza tirada)
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Fuente:
Nouvelobs