Roger Federer, considerado por muchos el mejor tenista de la historia, está acostumbrado a deleitarnos con su potente derecha, versátil revés, un saque con precisión quirúrgica, una mano mágica y un movimiento tan etéreo, que parece que flotara sobre una cancha.
Siendo el promedio de la “vida útil” de un tenista profesional en su esplendor, hasta aproximadamente los 30 años, ha habido contadas excepciones en la historia, y estos 2 últimos años, Federer y su archinémesis, Rafael Nadal, ambos ya habiendo superado esa barrera, se disputan semana a semana el puesto número 1 del ránking mundial, una situación inédita.
El tenista suizo, próximo a cumplir los 37 años, se encuentra en este momento jugando por vigésima vez consecutiva el torneo de Wimbledon, el más importante del mundo sobre pasto, que supo ganar un récord de 8 veces. En su carrera, exclusivamente en premios en torneos, lleva ganados más de US$116.000.000, y en los 6 meses cumplidos de 2018, ya está llegando a los US$5.000.000, lo que únicamente demuestra que a esta edad, continúa siendo un actor dominante del circuito tenístico profesional masculino.
Pero salgamos del tenis y metámonos en los contratos publicitarios. Desde que empezó su carrera, lo viste Nike, tiene un contrato vitalicio con la marca de raquetas Wilson, y a medida que empezó a destacarse en el deporte, llegaron Rolex, Mercedes Benz, Barilla, Lindt y Moet & Chandon entre otros, lo que le reditúa un promedio de US$65.000.000 adicionales cada año. Sin embargo, empezaron a escucharse rumores sobre negociaciones entre los agentes de Roger y otra marca de ropa, confirmando el suizo unos días después en una conferencia de prensa, que desde marzo de 2018 ya no tenía contrato con Nike.
Fueron todas especulaciones, hasta que el lunes 2 de julio, salió a jugar su partido de primera ronda de Wimbledon ante el serbio Dusan Lajovic, con su tradicional conjunto de vincha, remera y short, con el logo de UNIQLO estampado. Y ahí se supo el trato que había hecho con el gigante japonés: 10 años de exclusividad, por un monto total de US$300.000.000, es decir, US$30.000.000 al año (al cambio actual, son más de 850 millones de pesos por temporada).
Uniqlo es una compañía japonesa, cuyo modelo de negocios es asimilable al de Zara, H&M, Bershka o Pull and Bear: ropa de moda y gama media-alta, sin costos exorbitantes. ¿Cuál es su prenda insigne? La campera de pluma sintética y ultraliviana, esa cuyo diseño fue imitado infinidad de veces, y desde hace 3 inviernos usa todo el mundo.
A pesar de que su enfoque principal es la ropa de uso diario, tienen un sector de prendas deportivas cuyas caras visibles son el golfista Adam Scott, los tenistas Gordon Reid y Shingo Kunieda en el estilo adaptado, y el japonés Kei Nishikori (una gran figura en el mundo oriental, con millones de seguidores). En su momento, Novak Djokovic también supo vestir las prendas de la marca, pero no conforme con el monto de su contrato (Nishikori cobraba más que el entonces número 1 del mundo), se cambió a Lacoste.
Un último detalle: Uniqlo no fabrica zapatillas, por lo que Federer sigue usando las Nike que supieron vestirlo durante más de 20 años, pero el cambio de marca tuvo su repercusión en la bolsa: el día en el que Roger salió vistiendo una marca distinta a la de la pipa, las acciones de Nike cayeron un 3%.
Uniqlo demostró con esta jugada de gran escala, que llegó al mundo de la moda para quedarse y darle competencia a los históricos del sector. Y con el mejor de la historia como embajador, definitivamente están haciendo más ruido que nunca.